En un mundo en continua transformación, el elemento esencial de este proceso de cambio son las personas.
En las grandes organizaciones se suele perder la dimensión humana, se está tan obsesionado en conseguir el “qué” que se olvida demasiadas veces el “cómo”. Por el contrario, en las pequeñas organizaciones el trato es más cercano y manejable, se humaniza.
Creemos que ser pequeño es una ventaja que aporta sensibilidad y agilidad, y que la verdadera transformación en valores llegará cuando pasemos de “tienes que conseguir esto” al “así hacemos aquí las cosas”.
Nuestro reto es hacer crecer la empresa y a nuestros trabajadores, alineándoles culturalmente a nuestros principios a la vez que gestionamos personas e intereses comunes. Para ello, el tamaño de la empresa importa, y mucho.
”En todos estos años hemos aprendido a dimensionar la compañía para equilibrar crecimiento y calidad del servicio. No ha sido una decisión fácil, aunque sí importante a la que hemos llegado de forma natural para armonizar negocio y cuidado a nuestros clientes y profesionales en un crecimiento sostenible. Para ello hemos preferido elegir especialización y calidad a cantidad”.